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lunes, 8 de mayo de 2017

El mejor ejército de Europa se retira vencido - Campaña del Ejército de los Andes en el norte argentino



Hace 200 años las fuerzas realistas abandonaron Salta perseguidos por los gauchos de Güemes.

Fuente: El Tribuno, Salta
Luego de los enfrentamientos en el Valle de Lerma que comenzaron en Los Cerrillos el 21 de abril de 1817 y concluyeron en el mismo pueblo al día siguiente, el mariscal José de la Serna resolvió dar por concluida la tercera invasión realista en Salta. Varias fueron las causas que llevaron a tomar la determinación de retrogradar con su ejército invasor hacia el Alto Perú. Una de ellas fue la confirmación de que Chile había caído en manos de los patriotas luego de que el general San Martín triunfara en Chacabuco (12/02/1817). Otra, la confirmación de que Lamadrid, enviado por Belgrano desde Tucumán para colaborar con Güemes, había cortado sus comunicaciones con el Alto Perú. 

La tercera razón que aceleró la retirada de La Serna fue el virtual sitio impuesto por Güemes a la ciudad de Salta, impidiéndole a los invasores poder acceder a víveres y alimentos necesarios para mantener un ejército de más de 2.000 hombres y bestias de carga y de tiro.

Finalmente, otro elemento que sirvió para alejar las dudas de La Serna fue la penosa muerte del valioso coronel realista Vicente Sardina. Este cayó herido de muerte en una escaramuza con los gauchos mientras transitaba el camino de El Bañado (Chicoana) a la quebrada de Escoipe. 
Luego de ello pasó la noche en la boca de aquella quebrada, agonizando a la intemperie y tirado sobre un catre de campaña. Y al día siguiente (22/04), sobre ese mismo lecho, Sardina sufrió las alternativas del penoso y accidentado viaje hacia Salta, plagado de escaramuzas y combates, especialmente en Pampa del Rosario y en Los Cerrillos. Y así, siempre en el precario catre, el oficial realista llegó malherido a Salta, donde casi al filo de la medianoche del 22 de abril dejó de existir.


La frustración 

“Con semejante resultados -dice Atilio Cornejo- comprendió La Serna la ineficacia de su invasión a Salta, y por ende, la imposibilidad de proseguir su proyectada marcha a Tucumán; en cuyo mérito convocó a junta de guerra a los principales jefes del ejército realista, entre los que contaba D. Jerónimo Valdés; D. José de Carratalá y D. Bernardo de la Torre, y oficiales de mérito como D. Baldomero Espartero; decidiéndose entonces la retirada a Tupiza”. 

La evacuación de Salta fue adoptada por los realistas a fines de abril, aunque recién la pudieron concretar en los primeros días de mayo. Pero antes de ello, La Serna necesitaba aprovisionar su ejército con víveres y ganado vacuno y yeguarizo. 
El camino por recorrer sería largo y penoso y, para peor, con muy escasas posibilidades de encontrar alimento y hacienda fuera de los valles de Salta y Jujuy. Más allá de Humahuaca, buscar alimentos sería una misión imposible, especialmente por la vecindad del invierno. Y así fue que el jefe realista resolvió antes de iniciar la partida, hacer una redada por el Valle de Lerma en procura de alimentos para su tropa, que ya venía sufriendo la escasez.


El largo y recio enfrentamiento de La Silleta

Apretado por las necesidades, el jefe realista La Serna dispuso que el Jerónimo Valdés, jefe del Estado Mayor, fuera en expedición por el Valle de Lerma en busca de víveres, ganado vacuno y mulas. Para ello, Valdés salió de la ciudad -según Atilio Cornejo- el 24 de abril de 1817 “con 400 infantes, un escuadrón y dos piezas (de artillería) rumbo a Los Cerrillos, con el ánimo de sorprender a Güemes, a quien suponía descuidado... y, al mismo tiempo, proporcionarse algún ganado y caballada de cuyo paradero tenía noticias exactas”. 

Pero “Güemes no dormía -sigue Cornejo-, y avisado de la marcha, evitó el golpe viéndose obligado (Valdés) a seguir hasta La Silleta (departamento de Rosario de Lerma), en donde a costa de un recio tiroteo, escasamente pudo apoderarse de algún ganado y mulas”.
Sobre este mismo enfrentamiento (de La Silleta), Mitre dice: “Valdés salió de la ciudad el 29 de abril (1817), marchó a La Silleta en la embocadura de la quebrada del Toro, y en medio de un vivo tiroteo que duró todo el día, logró apoderarse de algunas reses, mulas y burros, cuyo número total no alcanzaba a cien, y con estas presas emprendió su retirada vivamente hostilizado, salvando a duras penas su precioso arreo. Pero esta ventaja insignificante -sigue Mitre- la pagaron caro. El mismo día y a la misma hora dos partidas de gauchos destacadas de las divisiones de Saravia y de don Pedro Zavala arrebataron 150 mulas artilleras de la plaza, que se hallaban pastando a las orillas de la ciudad, entre el cerro San Bernardo y el convento de San Francisco, encomendadas a la guardia del batallón Gerona”. 
Por su parte, Atilio Cornejo agrega que “el 1 de mayo otra partida de gauchos cargó en la quinta de Arias sobre la caballería realista, trabándose un recio tiroteo, causándole varios muertos y heridos, entre ellos el teniente Bayarri y el comandante José García Socoli. 


Andrés García Camba

Para García Camba, capitán general realista que luego escribió la historia de esta invasión, dice: “Los enemigos (gauchos) habían llevado su osadía al extremo de enlazar y arrastrar con sus caballos algunos centinelas... y este nuevo método de ofender causó horror (a realistas), y, en fin, hasta el horno en que se cocía el pan para los enfermos, situado en un arrabal de Salta, fue atacado por aquellos atrevidos jinetes en la mañana del 28 de abril. Y el forraje también, sobre ser escaso y de mala calidad, se había hecho tan difícil que, para protegerlo era necesario emplear muchas precauciones y escoltas”. 

“Desde ese momento -acota Mitre-, el ejército invasor, impotente ante la insurrección popular, estaba moralmente vencido y su retirada era inminente”.


Los realistas se retiran en medio de la oscuridad
Enterado Güemes de la inminente retirada realista, resolvió distribuir sus fuerzas: Pachi Gorriti en Jujuy, con la orden de emboscarse; Gabino de la Quintana, entre León y Hornillos, en la quebrada de Humahuaca y con órdenes de retirar víveres y ganado; comandante Corte en Río Blanco (Jujuy); la división de Arias en Tilcara; capitán José María Cornejo en La Lagunilla y norte de Castañares para que observara la vía La Caldera. Con este despliegue, Güemes logró prácticamente aislar a La Serna y Olañeta, en Salta y Jujuy, respectivamente.



Evacuación realista

Por fin, el 4 de mayo de 1817 a la noche, sigilosamente el ejército realista comenzó a evacuar Salta. Primero partió el batallón Alejandro al mando del coronel José Carratalá. A la madrugada del 5 de abril fue el turno de La Serna, que en una jornada hizo 9 leguas a marcha forzada hasta alcanzar Los Sauces, a mitad de camino entre Salta y Jujuy. Por fin, el 13 de mayo, antes de los seis meses de iniciada la tercera invasión, terminó la evacuación de Salta con los batallones de Chilotes y Partidarios; escuadrones de Húsares, Dragones y Cazadores, custodios estos del parque artillero y el hospital, comandado por el brigadier Olañeta.

De esta forma, la tercera invasión a Salta llegó a su fin, pero la paz para los salteños duraría poco, porque ya maduraba en el Alto Perú la cuarta invasión.



Acerca de La Gazeta, difusora de la obra del Gran Capitán de los Andes



Silvia Arriazu

La Gazeta fue el primer periódico del Río de La Plata, fundado el 2 de junio de  junio de 1810 por orden de la Primera Junta de Gobierno con el propósito de comunicar al público los actos oficiales del gobierno y las noticias, tanto locales como del exterior. El Dr. Don Mariano Moreno fue su primer redactor y Director hasta diciembre del mismo año, junto al Dr. Juan Bautista Alberdi. Desaparecido Moreno, en el transcurso de la larga vida del periódico lo fueron también los Jurisconsultos Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Bernardo de Monteagudo, Pedro José Agrelo, Julián Álvarez, Manuel Antonio de Castro, el deán Gregorio Funes, y Bernardo Vélez –entre otros-.  La colección consta de quinientos cuarenta y un números, de los cuales doscientos cuarenta son de carácter “extraordinario”.
Además de la Biblioteca Nacional, los repositorios que poseen colecciones de La Gazeta son el Museo Mitre, ubicado en la casa natal de Don Bartolomé Mitre, en la Capital Federal, y  la Biblioteca Pública de la Universidad Nacional de La Plata.
A lo largo de su publicación La Gazeta circuló bajo distintas denominaciones, Gazeta de Buenos Ayres; Gazeta Ministerial; Gazeta de Gobierno; Gazeta Extraordinaria. El periódico se imprimió en la Imprenta de los Niños Expósitos hasta el 2/8/1815, luego de lo cual se comienza a hacer en la Imprenta de M. J. Gandarillas y Socios, también llamada “Imprenta Nueva”, sita en la Manzana 48 Nº 895 de la antigua ciudad de Buenos Aires, a un precio de $ 6 para los vecinos de la Ciudad, y $ 9.para los del Interior  (5/8/1815:60).  No debiendo pasarse por alto el detalle que dicho periódico tenía una aparición semanal, generalmente los días viernes.
No es la intención de éste artículo hacer un detalle pormenorizado de la vida y obra del Gral. San Martín pues –como ya expresamos anteriormente-, existe abundante información acerca del mismo. Sí  intentaremos escudriñar entre las líneas de La Gazeta para tratar de “descubrir”  aquellos datos o menciones relevantes  que tengan como actor al “Gran Capitán”.