Al amanecer del 17, una escuadrilla de
dos o tres buques a la vista de Coquimbo, Cabot adopta las medidas necesarias u
apresta la población para la defensa, dejando expedita la entrada al puerto
para que se atrevieran a penetrar los
barcos enemigos. A la noche del mismo día uno de los bergantines entró en el
puerto. El mismo día, Zelada llega a la Villa de Copiapó después de
seguir el curso del río del mismo nombre, con el resto del destacamento,
poniéndose inmediatamente en comunicación con el teniente Coronel Cabot.
La escuadrilla realista a la
vista de Coquimbo fue aumentando, sumado al amanecer 4 fragatas y 3
bergantines, de los cuales el menor se hallaba en el puerto frente a las
baterías. Cabot ordenó disparar un cañonazo contra este último, que pretendió
hacerse a la vela inmediatamente; pero un segundo cañonazo certero, le destrozó
la proa, decidiendo su tripulación rendirse. Al comprobar esto la nave capitana
despachó 7 lanchones con gente armada para sacarlo del puerto, pero recibidos
por los patriotas con nutrido fuero, debieron reembarcarse, haciéndose la
escuadrilla a la vela, rumbo al Norte, renunciando a rescatar el bergantín perdido.
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