5 de febrero tuvo lugar el combate de Huasco, que consagró
la victoria de las tropas patriotas comandadas por el teniente coronel
Francisco Zelada. El parte que confeccionó para dar a conocer el triunfo
consignó la estrategia que había seguido durante la marcha que lo había
conducido desde La Rioja (desde el 9 de enero) a Huasco: después de aproximarse
a la villa, había logrado doblegar la resistencia del subdelegado y de 150
milicianos que había conseguido movilizar
para defender cualquier avance. Pero dicho esfuerzo no tuvo éxito. Según
Zelada, y como consta en el parte, “entre ambas fuerzas se trabó fuerte tiroteo
a pie firme por más de una hora”, y atribuyó dicho resultado a la instrucción y
disciplina de su tropa en tanto era superior a la del enemigo.
Una vez alcanzada la victoria, Zelada consideró prudente no
dar tiempo al adversario para rehacer sus tropas y conseguir refuerzos. Por tal
motivo, mientras despachó dos partidas a que le “picasen la retaguardia”,
dispuso abastecer de alimentos al resto de la tropa y refrescar los caballos
con el fin de recuperar fuerzas y avanzar hacia Copiapó.
Al amanecer, volvió a encontrar al Subdelegado que había
derrotado en Huasco, con la misma o mayor fuerza en actitud de defensa, lo que
dio lugar a un nuevo combate. Una vez más las fuerzas patriotas derrotaron al
bando realista, el cual “se desbandó en todas las direcciones, dejándolo dueño
del pueblo sin más novedad que tres muertos y algunos heridos de una y otra
parte”.
Informes y señales entre las divisiones del ejército
Aun cuando cada jefe de columna tenía instrucciones precisas
para proceder, el general San Martín previó la necesidad de mantener las
comunicaciones de cada columna con el grueso del ejército. Para ello se
eligieron varios arrieros expertos en los pasos de la cordillera, que
efectuaron el servicio de guías y emisarios.
Asimismo se establecieron algunos códigos y señales que permitían transmitir información
sobre cómo debía avanzar la tropa ante la presencia de enemigos.
La imagen sobre el plan de señales del ejército ilustra este
tipo de estrategia. Gracias a este sistema fue posible alcanzar cierta
articulación entre las columnas, que sirvió tanto para prever los avances sobre
el territorio chileno como para incentivar a las tropas tras alcanzar triunfos.
Sirvan de ejemplo las celebraciones realizadas por la tropa
de reserva comandada por Bernardo O’Higgins tras recibir noticias sobre la
victoria obtenida por Antonio Arcos, comandante de avanzada en las gargantas de
Achupallas. Ante dicho triunfo, O’Higgins redobló sus esfuerzos por continuar
su marcha y le escribía a San Martín el siguiente detalle: “Excmo Señor: Han
resonado las concavidades de esta Cordillera a los vivas que ha producido la
plausible noticia que V.E. me comunica. El gozo inspira nuevo aliento a mis
tropas y espero vencer todas las dificultades que presenta la Cordillera en
cuyo pié he hecho alto para desensillar las mulas que remito a la 2ª División
de Vanguardia. Yo caminaré como V.E. me ordena y todo se hace con mayor gusto
cuando fueran las incomodidades mayores.
“Dios de a V. E. muchos años. Vegas del Cusco, 5 de febrero
de 1817. Excelentísimo señor Bernardo O'Higgins.”
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Lic. Eliana Fucili Incihusa - Conicet Facultad de Derecho, UNCuyo, en: http://www.losandes.com.ar/noticia/la-comunicacion-entre-las-columnas
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