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sábado, 11 de febrero de 2017

Vencer dificultades: agua, forrajes, leña, y comestibles - Bicentenario del Cruce de los Andes


Comer en el Cruce de los Andes

La escasez de agua era un problema a pesar de que abunda en la cordillera y que los caminos costean ríos de buen caudal. San Martín conocía esta realidad y planeó las jornadas del viaje según, las posibilidades de conseguir agua.  Haciendo la travesía por jornadas, según los sitios donde había agua para saciar la sed de más de 5.000 hombres y más de 10.000 animales.
Iniciada la marcha, las columnas que llevaban los víveres iban detrás. El ajo y la cebolla eran utilizados para contrarrestar el apunamiento o soroche. Los ajos se restregaban en las narices de las mulas que padecían el soroche.


No había entonces, ni hay ahora, pasto adecuado para los animales ni leña para los fogones, por eso el ejército tuvo que llevar a lomo de mula, todo el forraje necesario  para alimentar a 10.000 animales durante 20 días. Desgraciadamente, la previsión no resultó suficiente y muchas mulas desfallecieron de puro flacas.

También hubo que llevar la leña para hacer fuego y disponer de la comida para más de 5.000 hombres. Como en la cordillera no hay arbustos, para hacer fuego se juntaba bosta seca de muías, que siempre quedaba en la senda.

Tiras de carne secadas al sol, conocidas como "charqui




Todos los comestibles fueron llevados desde Mendoza por la misma tropa a lomo de mula o en las mochilas y condimentados con grasa y ají picante. Con la sola adición de agua caliente y harina de maíz tostado se preparaba un potaje tan agradable como sustancioso. Sobre las mulas cargueras se llevaban 3.000 arrobas de charque -carne salada y seca-, además de galletas de harina, maíz tostado, vino, aguardiente, ajos y cebollas. Estos tubérculos también eran utilizados para combatir el apunamiento. Las provisiones de 15 días para 5.423 hombres ocuparon 510 mulas y las cargas de vino para ración diaria, 113. Según el general Guillermo Miller, el número de vacunos en pie llegaba a 483.

Charquikanka


Una de las soluciones fue el "charquicán", un alimento basado en carne secada al sol, tostada y molida, condimentada con grasa y ají picante. Prensado era fácil de transportar y se preparaba agregándole agua caliente y harina de maíz. Charquicán es un guiso tradicional de Argentina, Chile y Perú, cuyo nombre pareciera originarse del quechua charquikanka, que significa 'revoltijo o guiso con charqui'. 


Algunas referencias mencionan que el origen de la palabra reside en la fusión del quechua charqui y del mapudungun cancan (asado), que significaría 'carne seca asada'. Como fuere, en ambos casos, el nombre haría referencia a la repugnancia que originalmente producía a los conquistadores españoles el charqui, al que consideraban carne cruda a pesar de estar deshidratada y a la cual rostizaban para su consumo. La Real Academia de la Lengua se refiere a este plato como un guiso a base de charqui y zapallo. Sin embargo, las características de este plato divergen considerablemente en cada país, tanto en sus ingredientes como en su preparación.
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